¿Te estás perdiendo todo esto por no saber?
Mis cuatro abuelos murieron sin conocer internet.
Mi Yaya (la mamá de mi mamá) lo conoció… pero fue como si no lo hubiera hecho.
Mi papá, que también murió, entendía de internet lo que mi abuela de ChatGPT o Perplexity —es decir: cero.
Mi mamá usaba internet bastante bien hasta que se enfermó a los 85 años: pagaba sus cuentas online; usaba Google maps, Spotify, correo, WhatsApp todos los días, e investigaba online respuestas a las preguntas que siempre le rondaban.
(Tan bella mi mamá, siempre curiosa y fuera del molde).
Pero todos se murieron sin conocer la Inteligencia Artificial.
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Muchos de nuestros abuelos y/o padres se han perdido o pierden de mucho.
No siempre por terquedad o incapacidad.
Sino porque, en muchos casos, ni intentaron saberlo porque no tenían la más remota idea de lo que se estaban perdiendo.
⚠️ Y en un momento te voy a explicar en qué se parece lo que ellos se perdieron a lo que quizá te estás perdiendo tú, no precisamente con la IA.
Ellos no sabían lo que la IA podía ofrecerles.
Por ejemplo, no sabían el disfrute que podrían tener si la IA les ayudara a reconstruir su pueblo natal —como el que mi mamá dejó a sus 19 años cuando emigró de España a Venezuela— con imágenes, mapas antiguos, registros históricos, y hasta con la receta exacta del pan que se hacía allá.
Mi papá, a quien le encantaba la historia, habría disfrutado tanto reconstruir los viajes de los vikingos o leer las cartas de amor que escribían los soldados durante la segunda guerra mundial.
A mi Yaya de seguro le habría hecho gracia “competir” con la IA al preguntarle qué tres recetas podría hacer con lo que quedaba en la nevera.
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Todos…
No sabemos lo que no sabemos.
No extrañamos lo que nunca hemos conocido.
Y pienso: eso mismo les pasa a tantas personas…
No se dan cuenta de que hay otras formas de vivir y criar.
Llaman “rabieta” a lo que es un sistema nervioso desbordado y “malcriadez” a lo que en realidad es frustración no acompañada.
No porque sean insensibles.
Sino porque no se educaron para saber que se puede educar sin castigar.
Que se puede decir que no… sin romper el vínculo.
Seguro no es que falte amor.
Es que falta lenguaje.
Y cuando no se conoce otro idioma, uno repite el que le enseñaron.
No saben que «Somos los Padres que Somos DESDE los Individuos que Somos» y que la decisión de ser padres algún día pasa por la mirada que se tenga HOY.

Criar sin haber hecho trabajo interior es como vivir sin internet o IA en el 2025.
Puedes sobrevivir, sí.
Pero te estás perdiendo demasiado.
Y es triste perderlo.
Pero más aún ni siquiera saber que estaba ahí, disponible, a la mano.
¿Lo más doloroso?
Las consecuencias de lo que se transmite.
Acompañar ciegamente llamando amor al control.
Desde ecos del pasado.
Construyendo vidas apagadas y contraídas.
En trabajos y ciudades que no les gustan.
En relaciones que no son plenas.
Criando desconectados, en lucha constante.
Promoviendo traumas en los hijos desde los traumas propios.
Sería lamentable perdernos de la posibilidad de aprender y ser capaces de…
… sostener conversaciones que nuestros hijos quieran recordar, en vez de escenas que tendrán que sanar.
… que nos cuenten lo que viven sin miedo, porque saben que no los vamos a aplastar con nuestros juicios.
… vivir la experiencia de apoyarles a confiar en sí mismos.
… saber que se expresan en lugar de reprimirse.
… acompañarles sin tener que elegir entre pertenecer o ser ellos mismos.
Que no necesiten desarmarse a los 35 o 40 para empezar el viaje de entender quiénes son.
Que elijan pareja, carrera, estilo de vida desde la libertad interna, no desde la carencia o la obediencia.
Que puedan irse sin necesidad de huir.
Y volver sin tener que traicionarse.
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¿La salida?
Siempre es hacia adentro.

Con trabajo constante, sostenido y profundo de despertar y autoconocimiento.
Con educación como padres.
Quizá quieras empezar por leer cada día una de mis newsletter.
Y seguir por sumarte a mi comunidad «Divenire» como un espacio de guía y apoyo práctico, profundo y sabio para navegar los desafíos cotidianos al criar, mientras exploras tu hijez y sus efectos en ti.
Lo más revolucionario y potente que podemos hacer por los hijos… es trabajar en nosotros mismos.
Seguimos 💫
Evelyn.
P.D. Siento necesario aclarar que no creo que la IA sea el milagro o solución al que tantos apuntan. No es un gurú ni la panacea. Tampoco lo percibo como amenaza absoluta. No es humana, por lo tanto no puede reemplazar lo que solo la consciencia, presencia, calidez y el vínculo desde lo humano pueden ofrecer.
Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.