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“Triste no, mamá. ¡Feliz!”

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Edición #20

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24 ene 2025

A mi cliente le pareció “cuchi” que su hija de dos años le dijera:

“Triste no, mamá. ¡Feliz!”, mientras la niña le secaba las lágrimas porque estaba llorando ante una despedida.

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Le pareció tierno… hasta que hablamos y se dio cuenta de la alarma que representa ese acto inocente 😳 de quererla rescatar, cual ambulancia, de una emoción que la niña estaba interpretando como indeseada.

Sí… a los dos años, podemos actuar como ambulancias emocionales.

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¿De dónde sale la idea que estar “triste” es algo que es mejor evitar y, no solo eso, sino sustituirlo por algo “bueno” como “estar feliz”?

(Como si «no llorar» significara automáticamente felicidad… y la tristeza fuera “mala”).

Después de darte contexto de dónde puede salir, te contaré qué peligros potenciales trae esa perspectiva, para que estés atenta/atento en tu cotidianidad.

Si bien el foco en estas explicaciones lo enfoco en los niños, es necesario recordar que todos fuimos niños… y muchos de los efectos de nuestra infancia siguen vigentes en nuestra adultez.

No desestimes estas letras por la longitud del texto en general.

Comprender de lo que hablo aquí, podría salvar a tu hija o hijo de una depresión latente y persistente.

O a ti 🔥

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Los niños aprenden a asociar la sonrisa con experiencias positivas mediante una combinación de modelaje, refuerzo, condicionamiento emocional, influencias culturales y más.

Y progresivamente a esas experiencias “positivas” se las define como “felicidad”.

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Reitero mi insistencia en explorar y actualizar frecuentemente nuestras definiciones: ¿a qué llamamos “bueno”, “malo”, feliz, triste?, etc. Porque desde allí es que interpretamos y tomamos decisiones.

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Te comparto unos pocos ejemplos de dónde sale la idea que es “mejor” evitar estar “triste” y hacer todo para estar feliz, para apoyarte a identificar si estás promoviendo esa actitud en tus hijos sin darte cuenta.

O, quizá, fue la que promovieron en ti durante tu crianza y puedes empezar a procesar para sanar.

1) El modelaje es el primer camino por el que se instala.

Los niños suelen aprender observando los comportamientos de sus padres, cuidadores y otros adultos.

Cuando ven a los adultos sonreír y expresar felicidad en respuesta a determinadas situaciones (por ejemplo, recibir elogios, celebrar logros o disfrutar de actividades), empiezan a asociar estas expresiones con experiencias gratas aún sin entenderlas ni sentirlas igual que los adultos.

Cuando interactúan con sus compañeros, observan sus reacciones y comportamientos. Si observan que la sonrisa y la risa conducen a la aceptación social o al disfrute, es probable que imiten estos comportamientos.

En la publicidad que rodea el ambiente en las ciudades vemos gente con sonrisas de oreja a oreja celebrando desde tomar un refresco (soda) a abrir una cuenta de banco, con lo que se va imprimiendo en la psique infantil que sonreír es socialmente aceptado, celebrado y provee de experiencias y objetos deseados.

En la era digital actual, los niños están expuestos a imágenes de felicidad y éxito en las redes sociales. Esto puede intensificar la presión para presentar una fachada feliz, desconectándolos aún más de sus sentimientos auténticos.

2) Refuerzo positivo

Cuando los niños sonríen o expresan felicidad, los padres y cuidadores suelen responder con un refuerzo positivo, como elogios, afecto o recompensas.

Esto les refuerza la idea de que sonreír y mostrarse feliz son comportamientos deseables que les conducen a sentirse seguros física y emocionalmente.

Además, están las celebraciones: ocasiones como cumpleaños, vacaciones y logros suelen implicar felicidad y festividad. Los niños aprenden a asociar estas ocasiones con la alegría y se ven movidos a operar como se comportan quienes le rodean, se sientan alegres o no.

3) Normas culturales y sociales

Las interacciones sociales suelen recompensar la sonrisa y la (aparente o real) felicidad, reforzando la expectativa de mostrarnos alegres ante otros.

Los niños aprenden que expresar emociones positivas puede conducir a resultados sociales más “favorecedores” como hacer amigos, recibir atención y ser incluido en actividades de grupo.

Pero estamos excesiva y disfuncionalmente acostumbrados a celebrar la sonrisa.

Casi que a demandarla.

Especialmente a los niños.

A empujarlos a sonreírle a la tía cuando te da un regalo, o lucir “feliz” para la foto.

A considerar que hay algo “raro” si un niño está serio.

Se le pregunta inmediatamente ¿Qué te pasa? o ¿Eres tímido?

O ese famoso “No pasa nada” que invalida la experiencia de incomodidad con displicencia.

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¿Qué PELIGROS potenciales trae la búsqueda de evitar la tristeza y sustituirla con fachadas de felicidad?

Para empezar, la tergiversación del concepto de felicidad.

Sobre-simplificar o magnificar la idea de lo que es serfeliz es una importante causa de insatisfacción, depresión, angustia e infelicidad.

A cualquier edad.

Muchas veces llegamos a la adultez arrastrando conceptos inmaduros e infantilizados, no cuestionados ni pasados por un tamiz de profundidad filosófica básica.

De allí que sin darnos cuenta, vamos acumulando:

1) Pérdida de la autenticidad emocional

  • Presión para conformarse: Esperar que los niños sean felices y sonrían en todo momento, crea una presión para que se ajusten a un estado emocional específico. Esto es algo que la mayoría de los padres hacen sin darse cuenta, ya que operan desde ese mismo principios en su vida. Esto puede conducir a la falta de autenticidad, cuando los niños sienten que deben enmascarar sus verdaderos sentimientos para satisfacer expectativas externas.

  • Represión y/o Supresión de emociones: Los niños pueden aprender a reprimir (inconscientemente) sus emociones como la tristeza, la ira o la frustración para mantenerse a salvo y procurándose el amor de sus cuidadores. A veces, se acostumbran a suprimirlas (conscientemente) para evitar decepcionar a los demás o enfrentarse a las críticas y consecuencias del desagrado en otros. Esto conduce a una desregulación emocional y a dificultades para expresar sentimientos más adelante en la vida, así como conductas inconscientes disfuncionales, con las consecuencias relacionales que ello implica.

2) Desarrollo emocional atrofiado

  • Falta de amplitud emocional: Exigir constantemente felicidad puede impedir que los niños experimenten toda la gama de emociones humanas. Comprender y procesar las emociones (cualquiera), es esencial para la inteligencia emocional, la resiliencia y la salud mental y relacional.

  • Habilidades de afrontamiento inadecuadas: Si no se permite, directa o indirectamente, a los niños expresar sus sentimientos, pueden tener dificultades para desarrollar mecanismos de afrontamiento saludables. Esto puede dar lugar a comportamientos inadaptados, como el retraimiento, la agresión, la complacencia a otros, o la ansiedad (silenciosas o a todo pulmón).

3) Impacto en la identidad propia

  • Autoestima condicionada: Cuando los niños perciben que su valor depende de su capacidad para agradar, mostrarse felices o sonreír, esto puede conducir a una autoestima frágil. Pueden sentir que su valor está ligado a sus expresiones externas más que a sus cualidades intrínsecas.

  • Miedo a la autenticidad: Los niños pueden tener miedo a expresar su verdadero yo, lo que les lleva a desconectar de su esencia y desarrollar identidades falsas (como por ejemplo, “Yo no soy suficiente”). Este miedo puede fomentar una sensación de inadecuación y aislamiento.

4) Relaciones interpersonales

  • Ser fácilmente manipulables: la incapacidad para reconocer las propias emociones y la idea de “tener que ajustarse a expectativas externas”, hace que niños y adultos se conviertan en seres muy manipulables por la pareja, amigos, jefes, socios o el gobierno.

  • Dificultad para relacionarse: Los niños condicionados a sonreír y ser felices pueden tener dificultades para establecer vínculos auténticos con los demás. Puede resultarles difícil expresar su vulnerabilidad o buscar apoyo cuando lo necesitan.

  • Malinterpretación de las emociones: Los demás pueden malinterpretar la felicidad forzada de un niño como una señal de que siempre está bien, lo que lleva a una falta de comprensión y apoyo cuando el niño realmente está luchando por dentro.

5) Consecuencias psicológicas a largo plazo

  • Aumento de la ansiedad y la depresión: Los estudios han demostrado que la represión emocional está vinculada a mayores niveles de ansiedad y depresión. Los niños que sienten que no pueden expresar sus emociones pueden ser más propensos a sufrir problemas de salud mental más adelante.

  • Estrés crónico: El esfuerzo por mantener una fachada de felicidad puede crear estrés crónico, ya que los niños (o nosotros, ya como adultos), pueden sentir que están constantemente actuando en lugar de ser ellos mismos.

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Exigir que los niños estén siempre contentos y sonrían puede tener graves consecuencias para su desarrollo emocional y psicológico.

El mismo que seguramente tuvo en ti, hoy como adulto, si creciste en un ambiente de ese tipo.

Fomentar un entorno en el que los niños se sientan seguros para expresar toda la gama de emociones, incluidas la tristeza, la ira y la frustración empieza porque los adultos a su alrededor sepan hacerlo.

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No… no hay una fórmula para ello.

Pero sí hay caminos.

Educación sostenida; psicoterapia, y ​procesos de indagación filosófica​ como los que yo acompaño.

💫 Pero primero, al menos hacerte consciente de esto que te comparto en mis newsletter, tanto ésta que lees, ​«Amar No Es Suficiente»​, como en ​EvelynEyes)​, es un paso en una dirección más sana.
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Me gustará saber si también te ha parecido “cuchi” o tierno cuando tus hijos pequeños han intentado salvarte de alguna emoción.

O si tú lo haces con ellos, con tu pareja, tu familia, tus amistades… o contigo mismo.

Quizá pueda apoyarte a ir más allá de tu perspectiva del momento a través de una ​«Sesión de Destranque»​ que te permita clarificarte, expandir tu visión y, quién sabe, quizá incluso iniciar un proceso serio de despertar, sanación y liberación.

Te envío un abrazo que cubra tu sentir de este momento.

Sin condicionamiento a que sea uno “feliz” ;-)

Evelyn

p.d. ¿Se te hace evidente con esas letras eso que menciono tanto… sobre que hay más, mucho más detrás de la superficie? 😬

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Miradas y caminos para una parentalidad consciente.

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