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No le creas a tus hijos (ni a nadie)

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Edición #6

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9 nov 2023

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9 nov 2023

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Edición #6

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9 nov 2023

Mi papá era profundamente irrespetuoso y controlador.

Una de sus maneras de ejercer su poder era invadiendo nuestra intimidad escuchando toda conversación telefónica que sosteníamos en casa mi mamá, mis hermanas o yo.

-

En mi adolescencia usábamos teléfonos análogos, con lo que con un poco de agilidad podías levantar el auricular de uno de los teléfonos auxiliares en la casa y listo, podías escuchar la conversación ☎️

-

Por supuesto, sabiendo que esto sucedía, habíamos desarrollado códigos secretos con nuestras amigas y las charlas eran bastante crípticas.

Con lo cual mi papá estaba perdido en lo que realmente estábamos conversando.

Él no nos conocía.

Había un abismo insalvable entre nosotros.

Él no sabía nada de quiénes éramos, qué sentíamos, pensábamos o hacíamos.

Aún así él juraba que se las sabía todas.

Y desde sus traducciones y conclusiones es que nos trataba.

-

De ese “creer que sabemos” y qué podemos hacer en lugar de creerlo, es que van estas letras hoy.

-

No le creas a tus hijos

Sé que título de este correo es exagerado.

Y sin explicación puede ser lógicamente confuso.

A lo que me refiero es a que muchas veces, creemos que conocemos a nuestros hijos —o a nuestra pareja o a otras personas— con base en nuestras interpretaciones y conclusiones de lo que nos muestran.

Pero resulta que, en muchas ocasiones, estamos lejos de lo que realmente viven, sienten o piensan.

Porque cada uno mostramos solo lo que decidimos o permitimos mostrar (consciente o inconscientemente).

Y cada quien interpreta desde su mirada del mundo.

Todos tenemos un mundo privado del que pocas veces hablamos.

Y muchas veces otros ni lo imaginan.

Ni siquiera las personas que más amamos.

Enfocándome en los hijos, puedo decirte —como hija y madre— que reconocer y abrirnos a ese desconocimiento puede ser el inicio de una potente y renovada conexión.
-

Los hijos son personas completas

A lo largo de mi programa online «Ser[Padres]Conscientes», pero especialmente en la tercera Master Class del programa llamada «La Vida Interior del Individuo a Quien Acompañamos», hablo una y otra vez de que nuestros hijos son personas completas.

Por serlo, tienen vidas internas tal como las tiene un adulto.

Desde su madurez emocional, psico-evolutiva, biológica y espiritual, sí.

Pero las tienen.

Tienen opiniones, sueños y preferencias.

Hacen interpretaciones y llegan a sus conclusiones.

Experimentan emociones y sentimientos.

También tienen sus tormentas.

Así como traumas, miedos y el impulso innato a sobrevivir y mantenernos a salvo que nos mueve a todos.

Sumado a su esencia, generan su propia mezcla producto de las programaciones que reciben de sus padres, amigos, redes sociales, TV, religión, escuela, ambiente cultural y social, etc.

Así mismo… lo vivimos nosotros en las primeras etapas de nuestro viaje de crecimiento.

Te comparto dos láminas de esa Master Class para seguir dándote contexto:

¿Estás relacionándote con quienes son tus hijos o con quienes TÚ asumes, crees, interpretas, imaginas y concluyes que son?

Indagar en esta pregunta puede hacer la diferencia en la vida de tus hijos.

Puede ser el inicio de una nueva manera de interactuar y relacionarte.

Puede significar que tus hijos vayan por un camino de vida u otro.

Imagínate que por un súbito súper poder pudieras leer la mente y el corazón de tu hija o hijo adolescente.

Imagina

  • Que no fueran sus ojos volteados, sus reclamos, respuestas monosilábicas, o encierros en su cuarto de donde sacas tus interpretaciones de lo que “le pasa” o “en quien se está convirtiendo”.

  • Si pudieras escuchar sus pensamientos de confusión ante tantas opciones; sus diálogos internos de miedo ante un futuro que le luce aterrador.

  • Escuchar su lamento de dolor o tristeza por ya no ser “tu niña o niño pequeño a quien le hacías cariñitos en la cabeza y con quien te reías tanto”.

  • Saber sin lugar a dudas que no es que él o ella sea “rebelde” sino que siente el impulso evolutivo inexplicable de probar su fuerza mientras aún siente tu protección.

  • Tener la certeza de que vive una tormenta interna que le causa profunda contracción y no sabe qué hacer ante ella.

Ahora piensa, sabiendo que se siente así por dentro

¿Seguirías reclamándole que dejó los platos sucios?

¿Seguirías gritándole cuando no te haga caso a la décima vez que le dices que apague la luz del baño después de ducharse?

¿Crees que sería tan importante que saque “mejores notas” cuando su mundo interno está en llamas?

¿No se te activaría una profunda compasión?

¿Un amor arrebatado?

¿El deseo de apoyarle a sanar, creer más en sí, sentirse seguro y a salvo?

-

Este ejercicio de pensamiento aplica a cualquier edad.

Porque siempre tus hijos son… personas completas.

Y también aplica a cualquier relación.

Tus padres. Tu pareja. Tus socios.

Todos tenemos vidas internas que van más allá de las interpretaciones que otros hacen de nosotros.

-

No le creas a tus interpretaciones

Al menos no a la primera.

Date chance de ir más despacio.

De llegar más a fondo.

De sentir más intenso.

No te dejes engañar por las apariencias.

Esta nueva convicción de que tus hijos son personas completas que merecen respeto, compasión, comprensión, paciencia y acompañamiento… podría salvarle la vida a más de un hijo.

Podría ser la diferencia entre sanar o estar quizá para siempre herido.

-

¿Qué puedes hacer si esto resuena contigo?

Lo primero que te invito es a volver a leer estas letras. Más despacio. Desde el reconocimiento de esa resonancia.

Luego reflexionar un poco, bien sea tú contigo y/o con tu pareja, sobre con qué particularmente resuenan.

Exploren cómo opera cada uno en la pareja. Busquen ejemplos precisos de cómo saltan a conclusiones con sus hijos.

Indaguen sobre qué opina cada uno de en qué podrían estar equivocados sobre sus hijos particularmente (o uno sobre el otro).

Piensa cómo fue tu experiencia personal cuando niño/niña o adolescente. Y pregúntate si aún te sucede que sientes que te interpretan de forma diferente a como tú vives dentro de ti.

Lleguen a acuerdos de cómo ser más cautos, respetuosos y compasivos con sus hijos o entre ustedes.

Abre el espacio con tus hijos para escucharles con más sinceridad, atención y curiosidad.

Te invito a usar la frase «cuéntame más» como una manera de establecer un puente que le indique a tus hijos que estás realmente interesado en lo que te están contando.

Si es honesto y de verdad lo sientes así, dile a tus hijos que reconoces que en ocasiones los has interpretado y no te has dado el chance de conocerles desde quienes están siendo.

Diles que, si está bien para ellos, tú quisieras saber más de ellos y pregúntales qué necesitan para confiar en que pueden contarte abiertamente lo que viven.

Se me ocurren más caminos, pero quizá quieras empezar por algunos de estos :-)

-

Con amor y desde el amor, confiando en que estas semillas germinen,

Evelyn

p.d. Es probable que algunas de mis invitaciones sobre cómo vivir esta propuesta, requieran que hagas más trabajo de autoconocimiento. Que desarrolles más habilidades. Que integres más la teoría que quizá conoces. Que expandas tu mirada, tu información y tu mundo.

Te recuerdo que en mi comunidad «Continuum ∞ Membresía» tienes valioso contenido para vivir ese viaje de expansión.

Además, pronto abriré la Comunidad de «Ser[Padres]Conscientes» en donde cada mes tendremos entre otras cosas, potentes Encuentros de Preguntas y Respuestas sobre hijez y crianza.

También tienes disponible mi otra newsletter, llamada «EvelynEyes», en la que comparto perspectivas para apoyar el desarrollo de pensamiento crítico, la expansión y el despertar.

Mi papá era profundamente irrespetuoso y controlador.

Una de sus maneras de ejercer su poder era invadiendo nuestra intimidad escuchando toda conversación telefónica que sosteníamos en casa mi mamá, mis hermanas o yo.

-

En mi adolescencia usábamos teléfonos análogos, con lo que con un poco de agilidad podías levantar el auricular de uno de los teléfonos auxiliares en la casa y listo, podías escuchar la conversación ☎️

-

Por supuesto, sabiendo que esto sucedía, habíamos desarrollado códigos secretos con nuestras amigas y las charlas eran bastante crípticas.

Con lo cual mi papá estaba perdido en lo que realmente estábamos conversando.

Él no nos conocía.

Había un abismo insalvable entre nosotros.

Él no sabía nada de quiénes éramos, qué sentíamos, pensábamos o hacíamos.

Aún así él juraba que se las sabía todas.

Y desde sus traducciones y conclusiones es que nos trataba.

-

De ese “creer que sabemos” y qué podemos hacer en lugar de creerlo, es que van estas letras hoy.

-

No le creas a tus hijos

Sé que título de este correo es exagerado.

Y sin explicación puede ser lógicamente confuso.

A lo que me refiero es a que muchas veces, creemos que conocemos a nuestros hijos —o a nuestra pareja o a otras personas— con base en nuestras interpretaciones y conclusiones de lo que nos muestran.

Pero resulta que, en muchas ocasiones, estamos lejos de lo que realmente viven, sienten o piensan.

Porque cada uno mostramos solo lo que decidimos o permitimos mostrar (consciente o inconscientemente).

Y cada quien interpreta desde su mirada del mundo.

Todos tenemos un mundo privado del que pocas veces hablamos.

Y muchas veces otros ni lo imaginan.

Ni siquiera las personas que más amamos.

Enfocándome en los hijos, puedo decirte —como hija y madre— que reconocer y abrirnos a ese desconocimiento puede ser el inicio de una potente y renovada conexión.
-

Los hijos son personas completas

A lo largo de mi programa online «Ser[Padres]Conscientes», pero especialmente en la tercera Master Class del programa llamada «La Vida Interior del Individuo a Quien Acompañamos», hablo una y otra vez de que nuestros hijos son personas completas.

Por serlo, tienen vidas internas tal como las tiene un adulto.

Desde su madurez emocional, psico-evolutiva, biológica y espiritual, sí.

Pero las tienen.

Tienen opiniones, sueños y preferencias.

Hacen interpretaciones y llegan a sus conclusiones.

Experimentan emociones y sentimientos.

También tienen sus tormentas.

Así como traumas, miedos y el impulso innato a sobrevivir y mantenernos a salvo que nos mueve a todos.

Sumado a su esencia, generan su propia mezcla producto de las programaciones que reciben de sus padres, amigos, redes sociales, TV, religión, escuela, ambiente cultural y social, etc.

Así mismo… lo vivimos nosotros en las primeras etapas de nuestro viaje de crecimiento.

Te comparto dos láminas de esa Master Class para seguir dándote contexto:

¿Estás relacionándote con quienes son tus hijos o con quienes TÚ asumes, crees, interpretas, imaginas y concluyes que son?

Indagar en esta pregunta puede hacer la diferencia en la vida de tus hijos.

Puede ser el inicio de una nueva manera de interactuar y relacionarte.

Puede significar que tus hijos vayan por un camino de vida u otro.

Imagínate que por un súbito súper poder pudieras leer la mente y el corazón de tu hija o hijo adolescente.

Imagina

  • Que no fueran sus ojos volteados, sus reclamos, respuestas monosilábicas, o encierros en su cuarto de donde sacas tus interpretaciones de lo que “le pasa” o “en quien se está convirtiendo”.

  • Si pudieras escuchar sus pensamientos de confusión ante tantas opciones; sus diálogos internos de miedo ante un futuro que le luce aterrador.

  • Escuchar su lamento de dolor o tristeza por ya no ser “tu niña o niño pequeño a quien le hacías cariñitos en la cabeza y con quien te reías tanto”.

  • Saber sin lugar a dudas que no es que él o ella sea “rebelde” sino que siente el impulso evolutivo inexplicable de probar su fuerza mientras aún siente tu protección.

  • Tener la certeza de que vive una tormenta interna que le causa profunda contracción y no sabe qué hacer ante ella.

Ahora piensa, sabiendo que se siente así por dentro

¿Seguirías reclamándole que dejó los platos sucios?

¿Seguirías gritándole cuando no te haga caso a la décima vez que le dices que apague la luz del baño después de ducharse?

¿Crees que sería tan importante que saque “mejores notas” cuando su mundo interno está en llamas?

¿No se te activaría una profunda compasión?

¿Un amor arrebatado?

¿El deseo de apoyarle a sanar, creer más en sí, sentirse seguro y a salvo?

-

Este ejercicio de pensamiento aplica a cualquier edad.

Porque siempre tus hijos son… personas completas.

Y también aplica a cualquier relación.

Tus padres. Tu pareja. Tus socios.

Todos tenemos vidas internas que van más allá de las interpretaciones que otros hacen de nosotros.

-

No le creas a tus interpretaciones

Al menos no a la primera.

Date chance de ir más despacio.

De llegar más a fondo.

De sentir más intenso.

No te dejes engañar por las apariencias.

Esta nueva convicción de que tus hijos son personas completas que merecen respeto, compasión, comprensión, paciencia y acompañamiento… podría salvarle la vida a más de un hijo.

Podría ser la diferencia entre sanar o estar quizá para siempre herido.

-

¿Qué puedes hacer si esto resuena contigo?

Lo primero que te invito es a volver a leer estas letras. Más despacio. Desde el reconocimiento de esa resonancia.

Luego reflexionar un poco, bien sea tú contigo y/o con tu pareja, sobre con qué particularmente resuenan.

Exploren cómo opera cada uno en la pareja. Busquen ejemplos precisos de cómo saltan a conclusiones con sus hijos.

Indaguen sobre qué opina cada uno de en qué podrían estar equivocados sobre sus hijos particularmente (o uno sobre el otro).

Piensa cómo fue tu experiencia personal cuando niño/niña o adolescente. Y pregúntate si aún te sucede que sientes que te interpretan de forma diferente a como tú vives dentro de ti.

Lleguen a acuerdos de cómo ser más cautos, respetuosos y compasivos con sus hijos o entre ustedes.

Abre el espacio con tus hijos para escucharles con más sinceridad, atención y curiosidad.

Te invito a usar la frase «cuéntame más» como una manera de establecer un puente que le indique a tus hijos que estás realmente interesado en lo que te están contando.

Si es honesto y de verdad lo sientes así, dile a tus hijos que reconoces que en ocasiones los has interpretado y no te has dado el chance de conocerles desde quienes están siendo.

Diles que, si está bien para ellos, tú quisieras saber más de ellos y pregúntales qué necesitan para confiar en que pueden contarte abiertamente lo que viven.

Se me ocurren más caminos, pero quizá quieras empezar por algunos de estos :-)

-

Con amor y desde el amor, confiando en que estas semillas germinen,

Evelyn

p.d. Es probable que algunas de mis invitaciones sobre cómo vivir esta propuesta, requieran que hagas más trabajo de autoconocimiento. Que desarrolles más habilidades. Que integres más la teoría que quizá conoces. Que expandas tu mirada, tu información y tu mundo.

Te recuerdo que en mi comunidad «Continuum ∞ Membresía» tienes valioso contenido para vivir ese viaje de expansión.

Además, pronto abriré la Comunidad de «Ser[Padres]Conscientes» en donde cada mes tendremos entre otras cosas, potentes Encuentros de Preguntas y Respuestas sobre hijez y crianza.

También tienes disponible mi otra newsletter, llamada «EvelynEyes», en la que comparto perspectivas para apoyar el desarrollo de pensamiento crítico, la expansión y el despertar.

Mi papá era profundamente irrespetuoso y controlador.

Una de sus maneras de ejercer su poder era invadiendo nuestra intimidad escuchando toda conversación telefónica que sosteníamos en casa mi mamá, mis hermanas o yo.

-

En mi adolescencia usábamos teléfonos análogos, con lo que con un poco de agilidad podías levantar el auricular de uno de los teléfonos auxiliares en la casa y listo, podías escuchar la conversación ☎️

-

Por supuesto, sabiendo que esto sucedía, habíamos desarrollado códigos secretos con nuestras amigas y las charlas eran bastante crípticas.

Con lo cual mi papá estaba perdido en lo que realmente estábamos conversando.

Él no nos conocía.

Había un abismo insalvable entre nosotros.

Él no sabía nada de quiénes éramos, qué sentíamos, pensábamos o hacíamos.

Aún así él juraba que se las sabía todas.

Y desde sus traducciones y conclusiones es que nos trataba.

-

De ese “creer que sabemos” y qué podemos hacer en lugar de creerlo, es que van estas letras hoy.

-

No le creas a tus hijos

Sé que título de este correo es exagerado.

Y sin explicación puede ser lógicamente confuso.

A lo que me refiero es a que muchas veces, creemos que conocemos a nuestros hijos —o a nuestra pareja o a otras personas— con base en nuestras interpretaciones y conclusiones de lo que nos muestran.

Pero resulta que, en muchas ocasiones, estamos lejos de lo que realmente viven, sienten o piensan.

Porque cada uno mostramos solo lo que decidimos o permitimos mostrar (consciente o inconscientemente).

Y cada quien interpreta desde su mirada del mundo.

Todos tenemos un mundo privado del que pocas veces hablamos.

Y muchas veces otros ni lo imaginan.

Ni siquiera las personas que más amamos.

Enfocándome en los hijos, puedo decirte —como hija y madre— que reconocer y abrirnos a ese desconocimiento puede ser el inicio de una potente y renovada conexión.
-

Los hijos son personas completas

A lo largo de mi programa online «Ser[Padres]Conscientes», pero especialmente en la tercera Master Class del programa llamada «La Vida Interior del Individuo a Quien Acompañamos», hablo una y otra vez de que nuestros hijos son personas completas.

Por serlo, tienen vidas internas tal como las tiene un adulto.

Desde su madurez emocional, psico-evolutiva, biológica y espiritual, sí.

Pero las tienen.

Tienen opiniones, sueños y preferencias.

Hacen interpretaciones y llegan a sus conclusiones.

Experimentan emociones y sentimientos.

También tienen sus tormentas.

Así como traumas, miedos y el impulso innato a sobrevivir y mantenernos a salvo que nos mueve a todos.

Sumado a su esencia, generan su propia mezcla producto de las programaciones que reciben de sus padres, amigos, redes sociales, TV, religión, escuela, ambiente cultural y social, etc.

Así mismo… lo vivimos nosotros en las primeras etapas de nuestro viaje de crecimiento.

Te comparto dos láminas de esa Master Class para seguir dándote contexto:

¿Estás relacionándote con quienes son tus hijos o con quienes TÚ asumes, crees, interpretas, imaginas y concluyes que son?

Indagar en esta pregunta puede hacer la diferencia en la vida de tus hijos.

Puede ser el inicio de una nueva manera de interactuar y relacionarte.

Puede significar que tus hijos vayan por un camino de vida u otro.

Imagínate que por un súbito súper poder pudieras leer la mente y el corazón de tu hija o hijo adolescente.

Imagina

  • Que no fueran sus ojos volteados, sus reclamos, respuestas monosilábicas, o encierros en su cuarto de donde sacas tus interpretaciones de lo que “le pasa” o “en quien se está convirtiendo”.

  • Si pudieras escuchar sus pensamientos de confusión ante tantas opciones; sus diálogos internos de miedo ante un futuro que le luce aterrador.

  • Escuchar su lamento de dolor o tristeza por ya no ser “tu niña o niño pequeño a quien le hacías cariñitos en la cabeza y con quien te reías tanto”.

  • Saber sin lugar a dudas que no es que él o ella sea “rebelde” sino que siente el impulso evolutivo inexplicable de probar su fuerza mientras aún siente tu protección.

  • Tener la certeza de que vive una tormenta interna que le causa profunda contracción y no sabe qué hacer ante ella.

Ahora piensa, sabiendo que se siente así por dentro

¿Seguirías reclamándole que dejó los platos sucios?

¿Seguirías gritándole cuando no te haga caso a la décima vez que le dices que apague la luz del baño después de ducharse?

¿Crees que sería tan importante que saque “mejores notas” cuando su mundo interno está en llamas?

¿No se te activaría una profunda compasión?

¿Un amor arrebatado?

¿El deseo de apoyarle a sanar, creer más en sí, sentirse seguro y a salvo?

-

Este ejercicio de pensamiento aplica a cualquier edad.

Porque siempre tus hijos son… personas completas.

Y también aplica a cualquier relación.

Tus padres. Tu pareja. Tus socios.

Todos tenemos vidas internas que van más allá de las interpretaciones que otros hacen de nosotros.

-

No le creas a tus interpretaciones

Al menos no a la primera.

Date chance de ir más despacio.

De llegar más a fondo.

De sentir más intenso.

No te dejes engañar por las apariencias.

Esta nueva convicción de que tus hijos son personas completas que merecen respeto, compasión, comprensión, paciencia y acompañamiento… podría salvarle la vida a más de un hijo.

Podría ser la diferencia entre sanar o estar quizá para siempre herido.

-

¿Qué puedes hacer si esto resuena contigo?

Lo primero que te invito es a volver a leer estas letras. Más despacio. Desde el reconocimiento de esa resonancia.

Luego reflexionar un poco, bien sea tú contigo y/o con tu pareja, sobre con qué particularmente resuenan.

Exploren cómo opera cada uno en la pareja. Busquen ejemplos precisos de cómo saltan a conclusiones con sus hijos.

Indaguen sobre qué opina cada uno de en qué podrían estar equivocados sobre sus hijos particularmente (o uno sobre el otro).

Piensa cómo fue tu experiencia personal cuando niño/niña o adolescente. Y pregúntate si aún te sucede que sientes que te interpretan de forma diferente a como tú vives dentro de ti.

Lleguen a acuerdos de cómo ser más cautos, respetuosos y compasivos con sus hijos o entre ustedes.

Abre el espacio con tus hijos para escucharles con más sinceridad, atención y curiosidad.

Te invito a usar la frase «cuéntame más» como una manera de establecer un puente que le indique a tus hijos que estás realmente interesado en lo que te están contando.

Si es honesto y de verdad lo sientes así, dile a tus hijos que reconoces que en ocasiones los has interpretado y no te has dado el chance de conocerles desde quienes están siendo.

Diles que, si está bien para ellos, tú quisieras saber más de ellos y pregúntales qué necesitan para confiar en que pueden contarte abiertamente lo que viven.

Se me ocurren más caminos, pero quizá quieras empezar por algunos de estos :-)

-

Con amor y desde el amor, confiando en que estas semillas germinen,

Evelyn

p.d. Es probable que algunas de mis invitaciones sobre cómo vivir esta propuesta, requieran que hagas más trabajo de autoconocimiento. Que desarrolles más habilidades. Que integres más la teoría que quizá conoces. Que expandas tu mirada, tu información y tu mundo.

Te recuerdo que en mi comunidad «Continuum ∞ Membresía» tienes valioso contenido para vivir ese viaje de expansión.

Además, pronto abriré la Comunidad de «Ser[Padres]Conscientes» en donde cada mes tendremos entre otras cosas, potentes Encuentros de Preguntas y Respuestas sobre hijez y crianza.

También tienes disponible mi otra newsletter, llamada «EvelynEyes», en la que comparto perspectivas para apoyar el desarrollo de pensamiento crítico, la expansión y el despertar.

Mi papá era profundamente irrespetuoso y controlador.

Una de sus maneras de ejercer su poder era invadiendo nuestra intimidad escuchando toda conversación telefónica que sosteníamos en casa mi mamá, mis hermanas o yo.

-

En mi adolescencia usábamos teléfonos análogos, con lo que con un poco de agilidad podías levantar el auricular de uno de los teléfonos auxiliares en la casa y listo, podías escuchar la conversación ☎️

-

Por supuesto, sabiendo que esto sucedía, habíamos desarrollado códigos secretos con nuestras amigas y las charlas eran bastante crípticas.

Con lo cual mi papá estaba perdido en lo que realmente estábamos conversando.

Él no nos conocía.

Había un abismo insalvable entre nosotros.

Él no sabía nada de quiénes éramos, qué sentíamos, pensábamos o hacíamos.

Aún así él juraba que se las sabía todas.

Y desde sus traducciones y conclusiones es que nos trataba.

-

De ese “creer que sabemos” y qué podemos hacer en lugar de creerlo, es que van estas letras hoy.

-

No le creas a tus hijos

Sé que título de este correo es exagerado.

Y sin explicación puede ser lógicamente confuso.

A lo que me refiero es a que muchas veces, creemos que conocemos a nuestros hijos —o a nuestra pareja o a otras personas— con base en nuestras interpretaciones y conclusiones de lo que nos muestran.

Pero resulta que, en muchas ocasiones, estamos lejos de lo que realmente viven, sienten o piensan.

Porque cada uno mostramos solo lo que decidimos o permitimos mostrar (consciente o inconscientemente).

Y cada quien interpreta desde su mirada del mundo.

Todos tenemos un mundo privado del que pocas veces hablamos.

Y muchas veces otros ni lo imaginan.

Ni siquiera las personas que más amamos.

Enfocándome en los hijos, puedo decirte —como hija y madre— que reconocer y abrirnos a ese desconocimiento puede ser el inicio de una potente y renovada conexión.
-

Los hijos son personas completas

A lo largo de mi programa online «Ser[Padres]Conscientes», pero especialmente en la tercera Master Class del programa llamada «La Vida Interior del Individuo a Quien Acompañamos», hablo una y otra vez de que nuestros hijos son personas completas.

Por serlo, tienen vidas internas tal como las tiene un adulto.

Desde su madurez emocional, psico-evolutiva, biológica y espiritual, sí.

Pero las tienen.

Tienen opiniones, sueños y preferencias.

Hacen interpretaciones y llegan a sus conclusiones.

Experimentan emociones y sentimientos.

También tienen sus tormentas.

Así como traumas, miedos y el impulso innato a sobrevivir y mantenernos a salvo que nos mueve a todos.

Sumado a su esencia, generan su propia mezcla producto de las programaciones que reciben de sus padres, amigos, redes sociales, TV, religión, escuela, ambiente cultural y social, etc.

Así mismo… lo vivimos nosotros en las primeras etapas de nuestro viaje de crecimiento.

Te comparto dos láminas de esa Master Class para seguir dándote contexto:

¿Estás relacionándote con quienes son tus hijos o con quienes TÚ asumes, crees, interpretas, imaginas y concluyes que son?

Indagar en esta pregunta puede hacer la diferencia en la vida de tus hijos.

Puede ser el inicio de una nueva manera de interactuar y relacionarte.

Puede significar que tus hijos vayan por un camino de vida u otro.

Imagínate que por un súbito súper poder pudieras leer la mente y el corazón de tu hija o hijo adolescente.

Imagina

  • Que no fueran sus ojos volteados, sus reclamos, respuestas monosilábicas, o encierros en su cuarto de donde sacas tus interpretaciones de lo que “le pasa” o “en quien se está convirtiendo”.

  • Si pudieras escuchar sus pensamientos de confusión ante tantas opciones; sus diálogos internos de miedo ante un futuro que le luce aterrador.

  • Escuchar su lamento de dolor o tristeza por ya no ser “tu niña o niño pequeño a quien le hacías cariñitos en la cabeza y con quien te reías tanto”.

  • Saber sin lugar a dudas que no es que él o ella sea “rebelde” sino que siente el impulso evolutivo inexplicable de probar su fuerza mientras aún siente tu protección.

  • Tener la certeza de que vive una tormenta interna que le causa profunda contracción y no sabe qué hacer ante ella.

Ahora piensa, sabiendo que se siente así por dentro

¿Seguirías reclamándole que dejó los platos sucios?

¿Seguirías gritándole cuando no te haga caso a la décima vez que le dices que apague la luz del baño después de ducharse?

¿Crees que sería tan importante que saque “mejores notas” cuando su mundo interno está en llamas?

¿No se te activaría una profunda compasión?

¿Un amor arrebatado?

¿El deseo de apoyarle a sanar, creer más en sí, sentirse seguro y a salvo?

-

Este ejercicio de pensamiento aplica a cualquier edad.

Porque siempre tus hijos son… personas completas.

Y también aplica a cualquier relación.

Tus padres. Tu pareja. Tus socios.

Todos tenemos vidas internas que van más allá de las interpretaciones que otros hacen de nosotros.

-

No le creas a tus interpretaciones

Al menos no a la primera.

Date chance de ir más despacio.

De llegar más a fondo.

De sentir más intenso.

No te dejes engañar por las apariencias.

Esta nueva convicción de que tus hijos son personas completas que merecen respeto, compasión, comprensión, paciencia y acompañamiento… podría salvarle la vida a más de un hijo.

Podría ser la diferencia entre sanar o estar quizá para siempre herido.

-

¿Qué puedes hacer si esto resuena contigo?

Lo primero que te invito es a volver a leer estas letras. Más despacio. Desde el reconocimiento de esa resonancia.

Luego reflexionar un poco, bien sea tú contigo y/o con tu pareja, sobre con qué particularmente resuenan.

Exploren cómo opera cada uno en la pareja. Busquen ejemplos precisos de cómo saltan a conclusiones con sus hijos.

Indaguen sobre qué opina cada uno de en qué podrían estar equivocados sobre sus hijos particularmente (o uno sobre el otro).

Piensa cómo fue tu experiencia personal cuando niño/niña o adolescente. Y pregúntate si aún te sucede que sientes que te interpretan de forma diferente a como tú vives dentro de ti.

Lleguen a acuerdos de cómo ser más cautos, respetuosos y compasivos con sus hijos o entre ustedes.

Abre el espacio con tus hijos para escucharles con más sinceridad, atención y curiosidad.

Te invito a usar la frase «cuéntame más» como una manera de establecer un puente que le indique a tus hijos que estás realmente interesado en lo que te están contando.

Si es honesto y de verdad lo sientes así, dile a tus hijos que reconoces que en ocasiones los has interpretado y no te has dado el chance de conocerles desde quienes están siendo.

Diles que, si está bien para ellos, tú quisieras saber más de ellos y pregúntales qué necesitan para confiar en que pueden contarte abiertamente lo que viven.

Se me ocurren más caminos, pero quizá quieras empezar por algunos de estos :-)

-

Con amor y desde el amor, confiando en que estas semillas germinen,

Evelyn

p.d. Es probable que algunas de mis invitaciones sobre cómo vivir esta propuesta, requieran que hagas más trabajo de autoconocimiento. Que desarrolles más habilidades. Que integres más la teoría que quizá conoces. Que expandas tu mirada, tu información y tu mundo.

Te recuerdo que en mi comunidad «Continuum ∞ Membresía» tienes valioso contenido para vivir ese viaje de expansión.

Además, pronto abriré la Comunidad de «Ser[Padres]Conscientes» en donde cada mes tendremos entre otras cosas, potentes Encuentros de Preguntas y Respuestas sobre hijez y crianza.

También tienes disponible mi otra newsletter, llamada «EvelynEyes», en la que comparto perspectivas para apoyar el desarrollo de pensamiento crítico, la expansión y el despertar.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.