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¿A quién estás odiando?

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Edición #4

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12 oct 2023

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No lo busqué.

Se apareció en mi camino.

O nunca había visto algo igual o lo había borrado de mi banco de memoria: el video de un bebé sin vida en brazos de su padre en shock.

No solo una imagen sino un video, lo que incrementó el impacto que me persigue.

Ambos estaban junto a decenas de personas en medio del caos de la guerra en curso en el Medio Oriente entre los Gobiernos de Israel y Palestina —porque las guerras son entre los Gobiernos, no sus ciudadanos— que es una de las decenas de guerras ocurriendo simultáneamente en el mundo en pleno siglo XXI.

No sé ni me importa si el bebé y su padre eran de una u otra nacionalidad.

-

Mis letras de hoy no son políticas porque como escribí hace un par de días ​en esta publicación​:

Opinar sobre la reciente masacre en Israel —y la guerra activa entre los Gobiernos de Israel y Palestina— requiere de un conocimiento y comprensión sofisticados e integrales acerca de los contextos políticos, históricos, económicos, religiosos, sociales y geográficos involucrados, sobre los que la mayoría estamos muy lejos de tener el nivel necesario —o la información está importantemente sesgada.

Más aún, la distancia que la mayoría tenemos de haber experimentado algo cercano a los horrores que están viviendo hermanos y hermanas en el Medio Oriente nos descalifica inmediatamente para emitir opinión.”

Continua aquí, por si quieres leerla luego.

Posterior a mi escrito, la masacre se extendió a Palestina cuando el Gobierno de Israel respondió al ataque inicial de Hamas; por ello solo mencioné la masacre en Israel. Pero no olvidemos que Palestina vive en una inhumana tragedia desde hace 75 años.

-

Estas letras buscan invitarnos a la reflexión de la huella y repercusión del trauma en nuestra vida como individuos y en la humanidad como colectivo.

Aún cuando estos traumas no sean consecuencia de guerras, que es el caso de la mayoría de quienes me leen.

En cualquier dinámica entre una víctima y un agresor, ambos están conectados inextricablemente a través del dolor infligido y el sentido. Así como de los traumas desde los que se agrede y los que surgen en la persona agredida.

Más allá de que nunca vuelvan a encontrarse, la conexión permanece.

Esa conexión puede evolucionar, limpiarse o sanar en quien trabaje en función de ello.

Sin embargo la conexión no se desvanece.

Mi padre —agresor— y yo —su víctima— por ejemplo, lo estábamos aunque yo ni lo sabía ni interpretaba de esa forma.

Mi infancia dejó huellas traumáticas en la adolescente y adulta que fui.

Y se mostraron especialmente en mis dinámicas relacionales y en mi postura defensiva y agresiva ante el mundo.

Mi padre murió sin procesar los traumas desde los que fue el padre que fue.

Yo, afortunadamente y con años de trabajo interior, sané y me liberé a tiempo para no heredarle el trauma a mi hijo.

-

Testigos y Parte

El lema central de mi comunidad «​Ser[Padres]Conscientes​» es:

👁️ «Somos los Padres que Somos desde los Individuos que Somos»

Puedes sustituir la palabra padres por cualquiera de tus roles: hijo, emprendedora, pareja, maestro, artista, hermano, amiga, tía… ciudadano y ser humano.

Tu mirada como individuo afecta TODAS las áreas en tu vida.

Y la de tus hijos también.

Tu postura ante los eventos mundiales; lo que dices y dejas de decir; lo que le explicas a tus hijos o a otros frente a ellos; sobre la vida y la muerte, los negocios, la política, la salud, etc.; las decisiones que tomas sobre estilo de vida; tus niveles de estrés… T O D O influye en tus hijos de diferentes maneras y con distinta intensidad.

-

En medio de la guerra en el Medio Oriente y sus incontables víctimas directas e indirectas, necesitamos recordar que somos ciudadanos del mundo, hermanos y hermanas en la familia humana.

Somos testigos y también somos parte.

No habrá sanación ni la tan mentada “paz mundial” si no empezamos por honrar en nuestra vida, en nuestra cotidianidad, en nuestra burbuja, el dolor —tanto el de quien nos lo haya infligido, como el que legítimamente sentimos, como el que nosotros hayamos causado.

Todos tenemos internamente alguna expresión de la energía que estamos viendo y juzgando afuera.

En nosotros, en alguna medida hay ira, odio, juicio, impaciencia, intolerancia, ignorancia, deseo de poder.

Las expresiones de las energías que estamos viendo fuera… tienen algún retrato en nosotros.

Somos testigos, sí.

También somos parte.

¿De qué manera estamos persiguiendo la venganza en nuestras propias vidas?

¿De qué manera estamos odiando, dividiendo, juzgando a otros de nuestras propias maneras?

¿Cómo estamos reflejando la separación y el conflicto?

¿Cómo vemos dibujado en nosotros el dolor que vemos fuera?

Necesitamos mirar dentro de nosotros para ir más allá de las emociones e ideas egóicas, programadas y heredadas.

Ir dentro de nosotros mismos y ver la dura verdad para no perpetuar y seguir luchando unos contra otros como títeres de quienes controlan lo que está pasando, más allá de lo que ven nuestros ojos e interpretan nuestros limitados sesgos.

-

¿Qué sí podemos hacer?

Quizá creas que hay poco que puedes hacer.

No sé cuáles sean tus circunstancias. Pero…

  • Podemos empezar por reconocer que tenemos co-responsabilidad como parte de la consciencia colectiva que somos. Desde allí, admitir que somos capaces de intervenir en la alquimia de la humanidad desde el trabajo individual.

  • Podemos hacer distinción entre los civiles, los ciudadanos que habitan una tierra, y los Gobiernos que rigen sus vidas, para así no confundir a las víctimas con sus victimarios.

  • Podemos ver a los gobiernos como colectivos de élites que a su vez emergen de culturas e historias personales traumatizadas.

  • Podemos no escoger bandos, ni empujar a otros a escoger, ni juzgar a quien lo escoge.

  • Podemos educar nuestra mirada, ampliarla y expandirla para:

    • ser capaces de regular nuestro sistema nervioso.

    • elevar conversaciones.

    • ser capaces de activar la escucha compasiva.

    • contar con contextos y recursos de pensamiento más sofisticados, porque sin ellos seguiremos operando desde la programación que terceras personas o fuerzas nos han inculcado.

  • Podemos mirar el dolor, propio y ajeno, a los ojos, sin ignorarlo, sin juzgarlo, sin esconderlo.

  • Podemos cuestionar las narrativas y al status quo.

  • Podemos no obedecer a ciegas e indagar en los miedos que se activan ante la idea de ir “contra corriente” o no ser “parte” de las mayorías.

  • Podemos contemplar la posibilidad de que en las mismas circunstancias y contextos históricos de aquellos a quienes juzgamos… podríamos actuar igual.

-

Los más profundos y desgarradores dolores que he experimentado han sido los más potentes catalizadores para mi evolución.

Y gracias a ello, como madre, he sido capaz de acompañar, promover y sostener que mi hijo viva desde su verdad y no la mía —aún con el dolor que a veces ello me ha causado.

Gracias a ello, como hija, fui capaz de trascender los traumas de mi infancia y adolescencia, para no solo no heredarlos a mi hijo, sino para sanar mi linaje y crear «​Ser[Padres]Conscientes​» como espacio de educación, aprendizaje, expansión y evolución para cientos de familias.

Gracias a ello, como guía, he podido apoyar, enseñar y caminar codo a codo con quienes me han permitido acompañarles en su propia evolución.

-

Mi profundo, genuino y sentido abrazo a quienes en estos momentos están directamente afectados por los estragos de las tragedias que nos rodean. 🙏🏼

-

Hay trabajo.

Hay camino.

Hay esperanza.

Con amor y desde el amor,

Evelyn ♡

No lo busqué.

Se apareció en mi camino.

O nunca había visto algo igual o lo había borrado de mi banco de memoria: el video de un bebé sin vida en brazos de su padre en shock.

No solo una imagen sino un video, lo que incrementó el impacto que me persigue.

Ambos estaban junto a decenas de personas en medio del caos de la guerra en curso en el Medio Oriente entre los Gobiernos de Israel y Palestina —porque las guerras son entre los Gobiernos, no sus ciudadanos— que es una de las decenas de guerras ocurriendo simultáneamente en el mundo en pleno siglo XXI.

No sé ni me importa si el bebé y su padre eran de una u otra nacionalidad.

-

Mis letras de hoy no son políticas porque como escribí hace un par de días ​en esta publicación​:

Opinar sobre la reciente masacre en Israel —y la guerra activa entre los Gobiernos de Israel y Palestina— requiere de un conocimiento y comprensión sofisticados e integrales acerca de los contextos políticos, históricos, económicos, religiosos, sociales y geográficos involucrados, sobre los que la mayoría estamos muy lejos de tener el nivel necesario —o la información está importantemente sesgada.

Más aún, la distancia que la mayoría tenemos de haber experimentado algo cercano a los horrores que están viviendo hermanos y hermanas en el Medio Oriente nos descalifica inmediatamente para emitir opinión.”

Continua aquí, por si quieres leerla luego.

Posterior a mi escrito, la masacre se extendió a Palestina cuando el Gobierno de Israel respondió al ataque inicial de Hamas; por ello solo mencioné la masacre en Israel. Pero no olvidemos que Palestina vive en una inhumana tragedia desde hace 75 años.

-

Estas letras buscan invitarnos a la reflexión de la huella y repercusión del trauma en nuestra vida como individuos y en la humanidad como colectivo.

Aún cuando estos traumas no sean consecuencia de guerras, que es el caso de la mayoría de quienes me leen.

En cualquier dinámica entre una víctima y un agresor, ambos están conectados inextricablemente a través del dolor infligido y el sentido. Así como de los traumas desde los que se agrede y los que surgen en la persona agredida.

Más allá de que nunca vuelvan a encontrarse, la conexión permanece.

Esa conexión puede evolucionar, limpiarse o sanar en quien trabaje en función de ello.

Sin embargo la conexión no se desvanece.

Mi padre —agresor— y yo —su víctima— por ejemplo, lo estábamos aunque yo ni lo sabía ni interpretaba de esa forma.

Mi infancia dejó huellas traumáticas en la adolescente y adulta que fui.

Y se mostraron especialmente en mis dinámicas relacionales y en mi postura defensiva y agresiva ante el mundo.

Mi padre murió sin procesar los traumas desde los que fue el padre que fue.

Yo, afortunadamente y con años de trabajo interior, sané y me liberé a tiempo para no heredarle el trauma a mi hijo.

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Testigos y Parte

El lema central de mi comunidad «​Ser[Padres]Conscientes​» es:

👁️ «Somos los Padres que Somos desde los Individuos que Somos»

Puedes sustituir la palabra padres por cualquiera de tus roles: hijo, emprendedora, pareja, maestro, artista, hermano, amiga, tía… ciudadano y ser humano.

Tu mirada como individuo afecta TODAS las áreas en tu vida.

Y la de tus hijos también.

Tu postura ante los eventos mundiales; lo que dices y dejas de decir; lo que le explicas a tus hijos o a otros frente a ellos; sobre la vida y la muerte, los negocios, la política, la salud, etc.; las decisiones que tomas sobre estilo de vida; tus niveles de estrés… T O D O influye en tus hijos de diferentes maneras y con distinta intensidad.

-

En medio de la guerra en el Medio Oriente y sus incontables víctimas directas e indirectas, necesitamos recordar que somos ciudadanos del mundo, hermanos y hermanas en la familia humana.

Somos testigos y también somos parte.

No habrá sanación ni la tan mentada “paz mundial” si no empezamos por honrar en nuestra vida, en nuestra cotidianidad, en nuestra burbuja, el dolor —tanto el de quien nos lo haya infligido, como el que legítimamente sentimos, como el que nosotros hayamos causado.

Todos tenemos internamente alguna expresión de la energía que estamos viendo y juzgando afuera.

En nosotros, en alguna medida hay ira, odio, juicio, impaciencia, intolerancia, ignorancia, deseo de poder.

Las expresiones de las energías que estamos viendo fuera… tienen algún retrato en nosotros.

Somos testigos, sí.

También somos parte.

¿De qué manera estamos persiguiendo la venganza en nuestras propias vidas?

¿De qué manera estamos odiando, dividiendo, juzgando a otros de nuestras propias maneras?

¿Cómo estamos reflejando la separación y el conflicto?

¿Cómo vemos dibujado en nosotros el dolor que vemos fuera?

Necesitamos mirar dentro de nosotros para ir más allá de las emociones e ideas egóicas, programadas y heredadas.

Ir dentro de nosotros mismos y ver la dura verdad para no perpetuar y seguir luchando unos contra otros como títeres de quienes controlan lo que está pasando, más allá de lo que ven nuestros ojos e interpretan nuestros limitados sesgos.

-

¿Qué sí podemos hacer?

Quizá creas que hay poco que puedes hacer.

No sé cuáles sean tus circunstancias. Pero…

  • Podemos empezar por reconocer que tenemos co-responsabilidad como parte de la consciencia colectiva que somos. Desde allí, admitir que somos capaces de intervenir en la alquimia de la humanidad desde el trabajo individual.

  • Podemos hacer distinción entre los civiles, los ciudadanos que habitan una tierra, y los Gobiernos que rigen sus vidas, para así no confundir a las víctimas con sus victimarios.

  • Podemos ver a los gobiernos como colectivos de élites que a su vez emergen de culturas e historias personales traumatizadas.

  • Podemos no escoger bandos, ni empujar a otros a escoger, ni juzgar a quien lo escoge.

  • Podemos educar nuestra mirada, ampliarla y expandirla para:

    • ser capaces de regular nuestro sistema nervioso.

    • elevar conversaciones.

    • ser capaces de activar la escucha compasiva.

    • contar con contextos y recursos de pensamiento más sofisticados, porque sin ellos seguiremos operando desde la programación que terceras personas o fuerzas nos han inculcado.

  • Podemos mirar el dolor, propio y ajeno, a los ojos, sin ignorarlo, sin juzgarlo, sin esconderlo.

  • Podemos cuestionar las narrativas y al status quo.

  • Podemos no obedecer a ciegas e indagar en los miedos que se activan ante la idea de ir “contra corriente” o no ser “parte” de las mayorías.

  • Podemos contemplar la posibilidad de que en las mismas circunstancias y contextos históricos de aquellos a quienes juzgamos… podríamos actuar igual.

-

Los más profundos y desgarradores dolores que he experimentado han sido los más potentes catalizadores para mi evolución.

Y gracias a ello, como madre, he sido capaz de acompañar, promover y sostener que mi hijo viva desde su verdad y no la mía —aún con el dolor que a veces ello me ha causado.

Gracias a ello, como hija, fui capaz de trascender los traumas de mi infancia y adolescencia, para no solo no heredarlos a mi hijo, sino para sanar mi linaje y crear «​Ser[Padres]Conscientes​» como espacio de educación, aprendizaje, expansión y evolución para cientos de familias.

Gracias a ello, como guía, he podido apoyar, enseñar y caminar codo a codo con quienes me han permitido acompañarles en su propia evolución.

-

Mi profundo, genuino y sentido abrazo a quienes en estos momentos están directamente afectados por los estragos de las tragedias que nos rodean. 🙏🏼

-

Hay trabajo.

Hay camino.

Hay esperanza.

Con amor y desde el amor,

Evelyn ♡

No lo busqué.

Se apareció en mi camino.

O nunca había visto algo igual o lo había borrado de mi banco de memoria: el video de un bebé sin vida en brazos de su padre en shock.

No solo una imagen sino un video, lo que incrementó el impacto que me persigue.

Ambos estaban junto a decenas de personas en medio del caos de la guerra en curso en el Medio Oriente entre los Gobiernos de Israel y Palestina —porque las guerras son entre los Gobiernos, no sus ciudadanos— que es una de las decenas de guerras ocurriendo simultáneamente en el mundo en pleno siglo XXI.

No sé ni me importa si el bebé y su padre eran de una u otra nacionalidad.

-

Mis letras de hoy no son políticas porque como escribí hace un par de días ​en esta publicación​:

Opinar sobre la reciente masacre en Israel —y la guerra activa entre los Gobiernos de Israel y Palestina— requiere de un conocimiento y comprensión sofisticados e integrales acerca de los contextos políticos, históricos, económicos, religiosos, sociales y geográficos involucrados, sobre los que la mayoría estamos muy lejos de tener el nivel necesario —o la información está importantemente sesgada.

Más aún, la distancia que la mayoría tenemos de haber experimentado algo cercano a los horrores que están viviendo hermanos y hermanas en el Medio Oriente nos descalifica inmediatamente para emitir opinión.”

Continua aquí, por si quieres leerla luego.

Posterior a mi escrito, la masacre se extendió a Palestina cuando el Gobierno de Israel respondió al ataque inicial de Hamas; por ello solo mencioné la masacre en Israel. Pero no olvidemos que Palestina vive en una inhumana tragedia desde hace 75 años.

-

Estas letras buscan invitarnos a la reflexión de la huella y repercusión del trauma en nuestra vida como individuos y en la humanidad como colectivo.

Aún cuando estos traumas no sean consecuencia de guerras, que es el caso de la mayoría de quienes me leen.

En cualquier dinámica entre una víctima y un agresor, ambos están conectados inextricablemente a través del dolor infligido y el sentido. Así como de los traumas desde los que se agrede y los que surgen en la persona agredida.

Más allá de que nunca vuelvan a encontrarse, la conexión permanece.

Esa conexión puede evolucionar, limpiarse o sanar en quien trabaje en función de ello.

Sin embargo la conexión no se desvanece.

Mi padre —agresor— y yo —su víctima— por ejemplo, lo estábamos aunque yo ni lo sabía ni interpretaba de esa forma.

Mi infancia dejó huellas traumáticas en la adolescente y adulta que fui.

Y se mostraron especialmente en mis dinámicas relacionales y en mi postura defensiva y agresiva ante el mundo.

Mi padre murió sin procesar los traumas desde los que fue el padre que fue.

Yo, afortunadamente y con años de trabajo interior, sané y me liberé a tiempo para no heredarle el trauma a mi hijo.

-

Testigos y Parte

El lema central de mi comunidad «​Ser[Padres]Conscientes​» es:

👁️ «Somos los Padres que Somos desde los Individuos que Somos»

Puedes sustituir la palabra padres por cualquiera de tus roles: hijo, emprendedora, pareja, maestro, artista, hermano, amiga, tía… ciudadano y ser humano.

Tu mirada como individuo afecta TODAS las áreas en tu vida.

Y la de tus hijos también.

Tu postura ante los eventos mundiales; lo que dices y dejas de decir; lo que le explicas a tus hijos o a otros frente a ellos; sobre la vida y la muerte, los negocios, la política, la salud, etc.; las decisiones que tomas sobre estilo de vida; tus niveles de estrés… T O D O influye en tus hijos de diferentes maneras y con distinta intensidad.

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En medio de la guerra en el Medio Oriente y sus incontables víctimas directas e indirectas, necesitamos recordar que somos ciudadanos del mundo, hermanos y hermanas en la familia humana.

Somos testigos y también somos parte.

No habrá sanación ni la tan mentada “paz mundial” si no empezamos por honrar en nuestra vida, en nuestra cotidianidad, en nuestra burbuja, el dolor —tanto el de quien nos lo haya infligido, como el que legítimamente sentimos, como el que nosotros hayamos causado.

Todos tenemos internamente alguna expresión de la energía que estamos viendo y juzgando afuera.

En nosotros, en alguna medida hay ira, odio, juicio, impaciencia, intolerancia, ignorancia, deseo de poder.

Las expresiones de las energías que estamos viendo fuera… tienen algún retrato en nosotros.

Somos testigos, sí.

También somos parte.

¿De qué manera estamos persiguiendo la venganza en nuestras propias vidas?

¿De qué manera estamos odiando, dividiendo, juzgando a otros de nuestras propias maneras?

¿Cómo estamos reflejando la separación y el conflicto?

¿Cómo vemos dibujado en nosotros el dolor que vemos fuera?

Necesitamos mirar dentro de nosotros para ir más allá de las emociones e ideas egóicas, programadas y heredadas.

Ir dentro de nosotros mismos y ver la dura verdad para no perpetuar y seguir luchando unos contra otros como títeres de quienes controlan lo que está pasando, más allá de lo que ven nuestros ojos e interpretan nuestros limitados sesgos.

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¿Qué sí podemos hacer?

Quizá creas que hay poco que puedes hacer.

No sé cuáles sean tus circunstancias. Pero…

  • Podemos empezar por reconocer que tenemos co-responsabilidad como parte de la consciencia colectiva que somos. Desde allí, admitir que somos capaces de intervenir en la alquimia de la humanidad desde el trabajo individual.

  • Podemos hacer distinción entre los civiles, los ciudadanos que habitan una tierra, y los Gobiernos que rigen sus vidas, para así no confundir a las víctimas con sus victimarios.

  • Podemos ver a los gobiernos como colectivos de élites que a su vez emergen de culturas e historias personales traumatizadas.

  • Podemos no escoger bandos, ni empujar a otros a escoger, ni juzgar a quien lo escoge.

  • Podemos educar nuestra mirada, ampliarla y expandirla para:

    • ser capaces de regular nuestro sistema nervioso.

    • elevar conversaciones.

    • ser capaces de activar la escucha compasiva.

    • contar con contextos y recursos de pensamiento más sofisticados, porque sin ellos seguiremos operando desde la programación que terceras personas o fuerzas nos han inculcado.

  • Podemos mirar el dolor, propio y ajeno, a los ojos, sin ignorarlo, sin juzgarlo, sin esconderlo.

  • Podemos cuestionar las narrativas y al status quo.

  • Podemos no obedecer a ciegas e indagar en los miedos que se activan ante la idea de ir “contra corriente” o no ser “parte” de las mayorías.

  • Podemos contemplar la posibilidad de que en las mismas circunstancias y contextos históricos de aquellos a quienes juzgamos… podríamos actuar igual.

-

Los más profundos y desgarradores dolores que he experimentado han sido los más potentes catalizadores para mi evolución.

Y gracias a ello, como madre, he sido capaz de acompañar, promover y sostener que mi hijo viva desde su verdad y no la mía —aún con el dolor que a veces ello me ha causado.

Gracias a ello, como hija, fui capaz de trascender los traumas de mi infancia y adolescencia, para no solo no heredarlos a mi hijo, sino para sanar mi linaje y crear «​Ser[Padres]Conscientes​» como espacio de educación, aprendizaje, expansión y evolución para cientos de familias.

Gracias a ello, como guía, he podido apoyar, enseñar y caminar codo a codo con quienes me han permitido acompañarles en su propia evolución.

-

Mi profundo, genuino y sentido abrazo a quienes en estos momentos están directamente afectados por los estragos de las tragedias que nos rodean. 🙏🏼

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Hay trabajo.

Hay camino.

Hay esperanza.

Con amor y desde el amor,

Evelyn ♡

No lo busqué.

Se apareció en mi camino.

O nunca había visto algo igual o lo había borrado de mi banco de memoria: el video de un bebé sin vida en brazos de su padre en shock.

No solo una imagen sino un video, lo que incrementó el impacto que me persigue.

Ambos estaban junto a decenas de personas en medio del caos de la guerra en curso en el Medio Oriente entre los Gobiernos de Israel y Palestina —porque las guerras son entre los Gobiernos, no sus ciudadanos— que es una de las decenas de guerras ocurriendo simultáneamente en el mundo en pleno siglo XXI.

No sé ni me importa si el bebé y su padre eran de una u otra nacionalidad.

-

Mis letras de hoy no son políticas porque como escribí hace un par de días ​en esta publicación​:

Opinar sobre la reciente masacre en Israel —y la guerra activa entre los Gobiernos de Israel y Palestina— requiere de un conocimiento y comprensión sofisticados e integrales acerca de los contextos políticos, históricos, económicos, religiosos, sociales y geográficos involucrados, sobre los que la mayoría estamos muy lejos de tener el nivel necesario —o la información está importantemente sesgada.

Más aún, la distancia que la mayoría tenemos de haber experimentado algo cercano a los horrores que están viviendo hermanos y hermanas en el Medio Oriente nos descalifica inmediatamente para emitir opinión.”

Continua aquí, por si quieres leerla luego.

Posterior a mi escrito, la masacre se extendió a Palestina cuando el Gobierno de Israel respondió al ataque inicial de Hamas; por ello solo mencioné la masacre en Israel. Pero no olvidemos que Palestina vive en una inhumana tragedia desde hace 75 años.

-

Estas letras buscan invitarnos a la reflexión de la huella y repercusión del trauma en nuestra vida como individuos y en la humanidad como colectivo.

Aún cuando estos traumas no sean consecuencia de guerras, que es el caso de la mayoría de quienes me leen.

En cualquier dinámica entre una víctima y un agresor, ambos están conectados inextricablemente a través del dolor infligido y el sentido. Así como de los traumas desde los que se agrede y los que surgen en la persona agredida.

Más allá de que nunca vuelvan a encontrarse, la conexión permanece.

Esa conexión puede evolucionar, limpiarse o sanar en quien trabaje en función de ello.

Sin embargo la conexión no se desvanece.

Mi padre —agresor— y yo —su víctima— por ejemplo, lo estábamos aunque yo ni lo sabía ni interpretaba de esa forma.

Mi infancia dejó huellas traumáticas en la adolescente y adulta que fui.

Y se mostraron especialmente en mis dinámicas relacionales y en mi postura defensiva y agresiva ante el mundo.

Mi padre murió sin procesar los traumas desde los que fue el padre que fue.

Yo, afortunadamente y con años de trabajo interior, sané y me liberé a tiempo para no heredarle el trauma a mi hijo.

-

Testigos y Parte

El lema central de mi comunidad «​Ser[Padres]Conscientes​» es:

👁️ «Somos los Padres que Somos desde los Individuos que Somos»

Puedes sustituir la palabra padres por cualquiera de tus roles: hijo, emprendedora, pareja, maestro, artista, hermano, amiga, tía… ciudadano y ser humano.

Tu mirada como individuo afecta TODAS las áreas en tu vida.

Y la de tus hijos también.

Tu postura ante los eventos mundiales; lo que dices y dejas de decir; lo que le explicas a tus hijos o a otros frente a ellos; sobre la vida y la muerte, los negocios, la política, la salud, etc.; las decisiones que tomas sobre estilo de vida; tus niveles de estrés… T O D O influye en tus hijos de diferentes maneras y con distinta intensidad.

-

En medio de la guerra en el Medio Oriente y sus incontables víctimas directas e indirectas, necesitamos recordar que somos ciudadanos del mundo, hermanos y hermanas en la familia humana.

Somos testigos y también somos parte.

No habrá sanación ni la tan mentada “paz mundial” si no empezamos por honrar en nuestra vida, en nuestra cotidianidad, en nuestra burbuja, el dolor —tanto el de quien nos lo haya infligido, como el que legítimamente sentimos, como el que nosotros hayamos causado.

Todos tenemos internamente alguna expresión de la energía que estamos viendo y juzgando afuera.

En nosotros, en alguna medida hay ira, odio, juicio, impaciencia, intolerancia, ignorancia, deseo de poder.

Las expresiones de las energías que estamos viendo fuera… tienen algún retrato en nosotros.

Somos testigos, sí.

También somos parte.

¿De qué manera estamos persiguiendo la venganza en nuestras propias vidas?

¿De qué manera estamos odiando, dividiendo, juzgando a otros de nuestras propias maneras?

¿Cómo estamos reflejando la separación y el conflicto?

¿Cómo vemos dibujado en nosotros el dolor que vemos fuera?

Necesitamos mirar dentro de nosotros para ir más allá de las emociones e ideas egóicas, programadas y heredadas.

Ir dentro de nosotros mismos y ver la dura verdad para no perpetuar y seguir luchando unos contra otros como títeres de quienes controlan lo que está pasando, más allá de lo que ven nuestros ojos e interpretan nuestros limitados sesgos.

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¿Qué sí podemos hacer?

Quizá creas que hay poco que puedes hacer.

No sé cuáles sean tus circunstancias. Pero…

  • Podemos empezar por reconocer que tenemos co-responsabilidad como parte de la consciencia colectiva que somos. Desde allí, admitir que somos capaces de intervenir en la alquimia de la humanidad desde el trabajo individual.

  • Podemos hacer distinción entre los civiles, los ciudadanos que habitan una tierra, y los Gobiernos que rigen sus vidas, para así no confundir a las víctimas con sus victimarios.

  • Podemos ver a los gobiernos como colectivos de élites que a su vez emergen de culturas e historias personales traumatizadas.

  • Podemos no escoger bandos, ni empujar a otros a escoger, ni juzgar a quien lo escoge.

  • Podemos educar nuestra mirada, ampliarla y expandirla para:

    • ser capaces de regular nuestro sistema nervioso.

    • elevar conversaciones.

    • ser capaces de activar la escucha compasiva.

    • contar con contextos y recursos de pensamiento más sofisticados, porque sin ellos seguiremos operando desde la programación que terceras personas o fuerzas nos han inculcado.

  • Podemos mirar el dolor, propio y ajeno, a los ojos, sin ignorarlo, sin juzgarlo, sin esconderlo.

  • Podemos cuestionar las narrativas y al status quo.

  • Podemos no obedecer a ciegas e indagar en los miedos que se activan ante la idea de ir “contra corriente” o no ser “parte” de las mayorías.

  • Podemos contemplar la posibilidad de que en las mismas circunstancias y contextos históricos de aquellos a quienes juzgamos… podríamos actuar igual.

-

Los más profundos y desgarradores dolores que he experimentado han sido los más potentes catalizadores para mi evolución.

Y gracias a ello, como madre, he sido capaz de acompañar, promover y sostener que mi hijo viva desde su verdad y no la mía —aún con el dolor que a veces ello me ha causado.

Gracias a ello, como hija, fui capaz de trascender los traumas de mi infancia y adolescencia, para no solo no heredarlos a mi hijo, sino para sanar mi linaje y crear «​Ser[Padres]Conscientes​» como espacio de educación, aprendizaje, expansión y evolución para cientos de familias.

Gracias a ello, como guía, he podido apoyar, enseñar y caminar codo a codo con quienes me han permitido acompañarles en su propia evolución.

-

Mi profundo, genuino y sentido abrazo a quienes en estos momentos están directamente afectados por los estragos de las tragedias que nos rodean. 🙏🏼

-

Hay trabajo.

Hay camino.

Hay esperanza.

Con amor y desde el amor,

Evelyn ♡

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.