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Cambia 2 palabras y cambiará tu experiencia

Cambia 2 palabras y cambiará tu experiencia

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Cambia 2 palabras y cambiará tu experiencia

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Edición #12

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29 feb 2024

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Edición #12

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29 feb 2024

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Edición #12

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29 feb 2024

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Edición #12

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29 feb 2024

Hay gente que tiene la costumbre de decir “Es que tal cosa me cambió la vida”.

Puede haber sido un libro; un viaje; una persona; un curso.

Incluso una enfermedad, la muerte de un ser querido o un divorcio.

No dudo que hay experiencias profundamente transformadoras, así como algunas que “cambian” el curso que creíamos llevaría nuestra vida.

Pero en lo personal no suelo ser tan enfática y absolutista.

Aunque hacer el ajuste que te sugiero hoy no impactará todo en tu vida… su influencia es innegable.

Haz el experimento que te invito al final y luego me cuentas. ¿Vale?

-

Cambia la palabra, cambia el sentir.

Las dos palabras que te invito a cambiar son adjetivos.

Y el “poder” que pueden tener ocurre sobre la manera en que:

  • Interpretas.

  • Te sientes.

  • Respondes.

El efecto positivo que puede suceder cuando las uses consciente y consistentemente es de valor incalculable.

-

Las palabras son:

➡️ “Bueno” y “Malo”…
  • Buen o mal comportamiento.

  • Buen o mal niño/a.

  • Buen o mal día.

  • Buenas o malas emociones.

  • Buena o mala mamá o papá.

  • Buen o mal clima.

  • Buena o mala idea.

  • Buena o mala perspectiva.

  • Buenos o malos resultados.

  • Buenas o malas experiencias.

  • Buen o mal pasado.

  • Buena o mala vida.

¿Cuántas veces en un solo día calificas como buenas o malas las circunstancias o la maneras de ser y hacer —tuyas o de otros (tus padres, pareja, hijos, la maestra de tus hijos, el barista del Café, tu colega o socio, etc)?

¿Cómo es tu experiencia cuando te convences de que hoy hay un “mal clima”?

¿Cuál es tu respuesta cuando interpretas a tu hijo como “mal portado” ?

¿Qué sientes cuando te llamas —o piensas que el otro es— “mala madre” o “mal padre”?

¿Crees que los demás tienen “buenos” o “mejores” resultados que tú?

¿Qué sientes cuando piensas en función de “qué hay de mal mí”?

-

¿Qué pasaría…

… si tus hijos no tuvieran un “mal comportamiento”?

Si lo que observas en él o ella es un comportamiento.

Sin adjetivo.

Sí, puede ser inapropiado o indeseado en el momento.

Pero no necesariamente “malo”.

Como tampoco es especialmente “bueno” algo que puede ser “natural” como ser de una estatura u otra, o algún rasgo de personalidad particular.

¿Cómo te relacionarías con la situación si no defines algo como “bueno” o “malo”?

¿Crees que serías más objetiva/o para descubrir lo que hay detrás del comportamiento?

¿Responderías quizá desde una energía más justa y neutral?

¿Quizá serías menos reactivo o crítica?

¿Posiblemente podrías relacionarte con él o ella con mayor empatía o compasión?

¿Con más curiosidad y menos juicio?


El peso del juicio

El momento en que determinamos que algo es “malo” se activa en nosotros una reacción que puede ser de defensa, protección, o modo resolver… cuando podría ser que nada de ello fuera realmente necesario.

Se nos puede nublar la lógica.

Incluso nuestros sentimientos se ven intervenidos cuando calificamos algo de “malo”.

Igualmente cuando creemos que algo es “bueno” podemos incluso llegar a aceptar lo que no aceptaríamos de no haberle colgado esa etiqueta.

Nuestros juicios nos conducen a respuestas muchas veces infundadas, alimentadas por lealtades subconscientes o no cuestionadas.

Además, desde los juicios podemos no solo ser profundamente injustos sino manipulables.

-

Experimenta

Te invito a hacer un experimento por X días (tú decides por cuántos), en el que pretendas que no conoces las palabras “bueno” o “malo”.

Incluso puedes extenderlo y sumarle los conceptos de “negativo”, “positivo”, “mejor” y “peor”.

Anota cada día si en algún momento las usas de forma automática y por acto reflejo, para así poder notar tu progreso.

Importantísimo que lo registres (en una libreta, tu teléfono o computador) pero ¡anótalo!

Observa si cada día te cuesta un poco menos encontrar nuevas maneras de expresarte.

Quizá te sale natural al enfocarte en ello.

¿Obtienes respuestas diferentes de tus hijos o las personas con quienes lo pones en práctica?

Y, lo más relevante, explora qué tan diferentes son tus interpretaciones, decisiones, respuestas y sentimientos cuando no calificas de esa forma rígida y binaria: “bueno-malo”, “negativo-positivo”.

Me gustará mucho conocer los resultados de tu experimento 🙂

Siéntete libre de escribirme y contármelo.

-

✅ Recordatorio

Desde mañana 1 de Marzo hasta el 5, como cada mes, abren las puertas para que te sumes a «​Divenire​».

Ya en nuestro cuarto mes, ha quedado comprobado el impacto, valor y servicio que tiene esta comunidad para que obtengas respuestas, guía y apoyo práctico, profundo y sabio para navegar los desafíos cotidianos al criar a tus hijos —mientras también exploras tu hijez y sus efectos en ti.

De igual manera, también del 1 al 5 abre «​Continuum ∞ Membresía​» como comunidad de apoyo cercano para que desarrolles una mirada más profunda a través de contenido profundo, inspirador y práctico para una vida más plena.

-

Con amor y desde el amor,

Evelyn

Hay gente que tiene la costumbre de decir “Es que tal cosa me cambió la vida”.

Puede haber sido un libro; un viaje; una persona; un curso.

Incluso una enfermedad, la muerte de un ser querido o un divorcio.

No dudo que hay experiencias profundamente transformadoras, así como algunas que “cambian” el curso que creíamos llevaría nuestra vida.

Pero en lo personal no suelo ser tan enfática y absolutista.

Aunque hacer el ajuste que te sugiero hoy no impactará todo en tu vida… su influencia es innegable.

Haz el experimento que te invito al final y luego me cuentas. ¿Vale?

-

Cambia la palabra, cambia el sentir.

Las dos palabras que te invito a cambiar son adjetivos.

Y el “poder” que pueden tener ocurre sobre la manera en que:

  • Interpretas.

  • Te sientes.

  • Respondes.

El efecto positivo que puede suceder cuando las uses consciente y consistentemente es de valor incalculable.

-

Las palabras son:

➡️ “Bueno” y “Malo”…
  • Buen o mal comportamiento.

  • Buen o mal niño/a.

  • Buen o mal día.

  • Buenas o malas emociones.

  • Buena o mala mamá o papá.

  • Buen o mal clima.

  • Buena o mala idea.

  • Buena o mala perspectiva.

  • Buenos o malos resultados.

  • Buenas o malas experiencias.

  • Buen o mal pasado.

  • Buena o mala vida.

¿Cuántas veces en un solo día calificas como buenas o malas las circunstancias o la maneras de ser y hacer —tuyas o de otros (tus padres, pareja, hijos, la maestra de tus hijos, el barista del Café, tu colega o socio, etc)?

¿Cómo es tu experiencia cuando te convences de que hoy hay un “mal clima”?

¿Cuál es tu respuesta cuando interpretas a tu hijo como “mal portado” ?

¿Qué sientes cuando te llamas —o piensas que el otro es— “mala madre” o “mal padre”?

¿Crees que los demás tienen “buenos” o “mejores” resultados que tú?

¿Qué sientes cuando piensas en función de “qué hay de mal mí”?

-

¿Qué pasaría…

… si tus hijos no tuvieran un “mal comportamiento”?

Si lo que observas en él o ella es un comportamiento.

Sin adjetivo.

Sí, puede ser inapropiado o indeseado en el momento.

Pero no necesariamente “malo”.

Como tampoco es especialmente “bueno” algo que puede ser “natural” como ser de una estatura u otra, o algún rasgo de personalidad particular.

¿Cómo te relacionarías con la situación si no defines algo como “bueno” o “malo”?

¿Crees que serías más objetiva/o para descubrir lo que hay detrás del comportamiento?

¿Responderías quizá desde una energía más justa y neutral?

¿Quizá serías menos reactivo o crítica?

¿Posiblemente podrías relacionarte con él o ella con mayor empatía o compasión?

¿Con más curiosidad y menos juicio?


El peso del juicio

El momento en que determinamos que algo es “malo” se activa en nosotros una reacción que puede ser de defensa, protección, o modo resolver… cuando podría ser que nada de ello fuera realmente necesario.

Se nos puede nublar la lógica.

Incluso nuestros sentimientos se ven intervenidos cuando calificamos algo de “malo”.

Igualmente cuando creemos que algo es “bueno” podemos incluso llegar a aceptar lo que no aceptaríamos de no haberle colgado esa etiqueta.

Nuestros juicios nos conducen a respuestas muchas veces infundadas, alimentadas por lealtades subconscientes o no cuestionadas.

Además, desde los juicios podemos no solo ser profundamente injustos sino manipulables.

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Experimenta

Te invito a hacer un experimento por X días (tú decides por cuántos), en el que pretendas que no conoces las palabras “bueno” o “malo”.

Incluso puedes extenderlo y sumarle los conceptos de “negativo”, “positivo”, “mejor” y “peor”.

Anota cada día si en algún momento las usas de forma automática y por acto reflejo, para así poder notar tu progreso.

Importantísimo que lo registres (en una libreta, tu teléfono o computador) pero ¡anótalo!

Observa si cada día te cuesta un poco menos encontrar nuevas maneras de expresarte.

Quizá te sale natural al enfocarte en ello.

¿Obtienes respuestas diferentes de tus hijos o las personas con quienes lo pones en práctica?

Y, lo más relevante, explora qué tan diferentes son tus interpretaciones, decisiones, respuestas y sentimientos cuando no calificas de esa forma rígida y binaria: “bueno-malo”, “negativo-positivo”.

Me gustará mucho conocer los resultados de tu experimento 🙂

Siéntete libre de escribirme y contármelo.

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✅ Recordatorio

Desde mañana 1 de Marzo hasta el 5, como cada mes, abren las puertas para que te sumes a «​Divenire​».

Ya en nuestro cuarto mes, ha quedado comprobado el impacto, valor y servicio que tiene esta comunidad para que obtengas respuestas, guía y apoyo práctico, profundo y sabio para navegar los desafíos cotidianos al criar a tus hijos —mientras también exploras tu hijez y sus efectos en ti.

De igual manera, también del 1 al 5 abre «​Continuum ∞ Membresía​» como comunidad de apoyo cercano para que desarrolles una mirada más profunda a través de contenido profundo, inspirador y práctico para una vida más plena.

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Con amor y desde el amor,

Evelyn

Hay gente que tiene la costumbre de decir “Es que tal cosa me cambió la vida”.

Puede haber sido un libro; un viaje; una persona; un curso.

Incluso una enfermedad, la muerte de un ser querido o un divorcio.

No dudo que hay experiencias profundamente transformadoras, así como algunas que “cambian” el curso que creíamos llevaría nuestra vida.

Pero en lo personal no suelo ser tan enfática y absolutista.

Aunque hacer el ajuste que te sugiero hoy no impactará todo en tu vida… su influencia es innegable.

Haz el experimento que te invito al final y luego me cuentas. ¿Vale?

-

Cambia la palabra, cambia el sentir.

Las dos palabras que te invito a cambiar son adjetivos.

Y el “poder” que pueden tener ocurre sobre la manera en que:

  • Interpretas.

  • Te sientes.

  • Respondes.

El efecto positivo que puede suceder cuando las uses consciente y consistentemente es de valor incalculable.

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Las palabras son:

➡️ “Bueno” y “Malo”…
  • Buen o mal comportamiento.

  • Buen o mal niño/a.

  • Buen o mal día.

  • Buenas o malas emociones.

  • Buena o mala mamá o papá.

  • Buen o mal clima.

  • Buena o mala idea.

  • Buena o mala perspectiva.

  • Buenos o malos resultados.

  • Buenas o malas experiencias.

  • Buen o mal pasado.

  • Buena o mala vida.

¿Cuántas veces en un solo día calificas como buenas o malas las circunstancias o la maneras de ser y hacer —tuyas o de otros (tus padres, pareja, hijos, la maestra de tus hijos, el barista del Café, tu colega o socio, etc)?

¿Cómo es tu experiencia cuando te convences de que hoy hay un “mal clima”?

¿Cuál es tu respuesta cuando interpretas a tu hijo como “mal portado” ?

¿Qué sientes cuando te llamas —o piensas que el otro es— “mala madre” o “mal padre”?

¿Crees que los demás tienen “buenos” o “mejores” resultados que tú?

¿Qué sientes cuando piensas en función de “qué hay de mal mí”?

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¿Qué pasaría…

… si tus hijos no tuvieran un “mal comportamiento”?

Si lo que observas en él o ella es un comportamiento.

Sin adjetivo.

Sí, puede ser inapropiado o indeseado en el momento.

Pero no necesariamente “malo”.

Como tampoco es especialmente “bueno” algo que puede ser “natural” como ser de una estatura u otra, o algún rasgo de personalidad particular.

¿Cómo te relacionarías con la situación si no defines algo como “bueno” o “malo”?

¿Crees que serías más objetiva/o para descubrir lo que hay detrás del comportamiento?

¿Responderías quizá desde una energía más justa y neutral?

¿Quizá serías menos reactivo o crítica?

¿Posiblemente podrías relacionarte con él o ella con mayor empatía o compasión?

¿Con más curiosidad y menos juicio?


El peso del juicio

El momento en que determinamos que algo es “malo” se activa en nosotros una reacción que puede ser de defensa, protección, o modo resolver… cuando podría ser que nada de ello fuera realmente necesario.

Se nos puede nublar la lógica.

Incluso nuestros sentimientos se ven intervenidos cuando calificamos algo de “malo”.

Igualmente cuando creemos que algo es “bueno” podemos incluso llegar a aceptar lo que no aceptaríamos de no haberle colgado esa etiqueta.

Nuestros juicios nos conducen a respuestas muchas veces infundadas, alimentadas por lealtades subconscientes o no cuestionadas.

Además, desde los juicios podemos no solo ser profundamente injustos sino manipulables.

-

Experimenta

Te invito a hacer un experimento por X días (tú decides por cuántos), en el que pretendas que no conoces las palabras “bueno” o “malo”.

Incluso puedes extenderlo y sumarle los conceptos de “negativo”, “positivo”, “mejor” y “peor”.

Anota cada día si en algún momento las usas de forma automática y por acto reflejo, para así poder notar tu progreso.

Importantísimo que lo registres (en una libreta, tu teléfono o computador) pero ¡anótalo!

Observa si cada día te cuesta un poco menos encontrar nuevas maneras de expresarte.

Quizá te sale natural al enfocarte en ello.

¿Obtienes respuestas diferentes de tus hijos o las personas con quienes lo pones en práctica?

Y, lo más relevante, explora qué tan diferentes son tus interpretaciones, decisiones, respuestas y sentimientos cuando no calificas de esa forma rígida y binaria: “bueno-malo”, “negativo-positivo”.

Me gustará mucho conocer los resultados de tu experimento 🙂

Siéntete libre de escribirme y contármelo.

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✅ Recordatorio

Desde mañana 1 de Marzo hasta el 5, como cada mes, abren las puertas para que te sumes a «​Divenire​».

Ya en nuestro cuarto mes, ha quedado comprobado el impacto, valor y servicio que tiene esta comunidad para que obtengas respuestas, guía y apoyo práctico, profundo y sabio para navegar los desafíos cotidianos al criar a tus hijos —mientras también exploras tu hijez y sus efectos en ti.

De igual manera, también del 1 al 5 abre «​Continuum ∞ Membresía​» como comunidad de apoyo cercano para que desarrolles una mirada más profunda a través de contenido profundo, inspirador y práctico para una vida más plena.

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Con amor y desde el amor,

Evelyn

Hay gente que tiene la costumbre de decir “Es que tal cosa me cambió la vida”.

Puede haber sido un libro; un viaje; una persona; un curso.

Incluso una enfermedad, la muerte de un ser querido o un divorcio.

No dudo que hay experiencias profundamente transformadoras, así como algunas que “cambian” el curso que creíamos llevaría nuestra vida.

Pero en lo personal no suelo ser tan enfática y absolutista.

Aunque hacer el ajuste que te sugiero hoy no impactará todo en tu vida… su influencia es innegable.

Haz el experimento que te invito al final y luego me cuentas. ¿Vale?

-

Cambia la palabra, cambia el sentir.

Las dos palabras que te invito a cambiar son adjetivos.

Y el “poder” que pueden tener ocurre sobre la manera en que:

  • Interpretas.

  • Te sientes.

  • Respondes.

El efecto positivo que puede suceder cuando las uses consciente y consistentemente es de valor incalculable.

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Las palabras son:

➡️ “Bueno” y “Malo”…
  • Buen o mal comportamiento.

  • Buen o mal niño/a.

  • Buen o mal día.

  • Buenas o malas emociones.

  • Buena o mala mamá o papá.

  • Buen o mal clima.

  • Buena o mala idea.

  • Buena o mala perspectiva.

  • Buenos o malos resultados.

  • Buenas o malas experiencias.

  • Buen o mal pasado.

  • Buena o mala vida.

¿Cuántas veces en un solo día calificas como buenas o malas las circunstancias o la maneras de ser y hacer —tuyas o de otros (tus padres, pareja, hijos, la maestra de tus hijos, el barista del Café, tu colega o socio, etc)?

¿Cómo es tu experiencia cuando te convences de que hoy hay un “mal clima”?

¿Cuál es tu respuesta cuando interpretas a tu hijo como “mal portado” ?

¿Qué sientes cuando te llamas —o piensas que el otro es— “mala madre” o “mal padre”?

¿Crees que los demás tienen “buenos” o “mejores” resultados que tú?

¿Qué sientes cuando piensas en función de “qué hay de mal mí”?

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¿Qué pasaría…

… si tus hijos no tuvieran un “mal comportamiento”?

Si lo que observas en él o ella es un comportamiento.

Sin adjetivo.

Sí, puede ser inapropiado o indeseado en el momento.

Pero no necesariamente “malo”.

Como tampoco es especialmente “bueno” algo que puede ser “natural” como ser de una estatura u otra, o algún rasgo de personalidad particular.

¿Cómo te relacionarías con la situación si no defines algo como “bueno” o “malo”?

¿Crees que serías más objetiva/o para descubrir lo que hay detrás del comportamiento?

¿Responderías quizá desde una energía más justa y neutral?

¿Quizá serías menos reactivo o crítica?

¿Posiblemente podrías relacionarte con él o ella con mayor empatía o compasión?

¿Con más curiosidad y menos juicio?


El peso del juicio

El momento en que determinamos que algo es “malo” se activa en nosotros una reacción que puede ser de defensa, protección, o modo resolver… cuando podría ser que nada de ello fuera realmente necesario.

Se nos puede nublar la lógica.

Incluso nuestros sentimientos se ven intervenidos cuando calificamos algo de “malo”.

Igualmente cuando creemos que algo es “bueno” podemos incluso llegar a aceptar lo que no aceptaríamos de no haberle colgado esa etiqueta.

Nuestros juicios nos conducen a respuestas muchas veces infundadas, alimentadas por lealtades subconscientes o no cuestionadas.

Además, desde los juicios podemos no solo ser profundamente injustos sino manipulables.

-

Experimenta

Te invito a hacer un experimento por X días (tú decides por cuántos), en el que pretendas que no conoces las palabras “bueno” o “malo”.

Incluso puedes extenderlo y sumarle los conceptos de “negativo”, “positivo”, “mejor” y “peor”.

Anota cada día si en algún momento las usas de forma automática y por acto reflejo, para así poder notar tu progreso.

Importantísimo que lo registres (en una libreta, tu teléfono o computador) pero ¡anótalo!

Observa si cada día te cuesta un poco menos encontrar nuevas maneras de expresarte.

Quizá te sale natural al enfocarte en ello.

¿Obtienes respuestas diferentes de tus hijos o las personas con quienes lo pones en práctica?

Y, lo más relevante, explora qué tan diferentes son tus interpretaciones, decisiones, respuestas y sentimientos cuando no calificas de esa forma rígida y binaria: “bueno-malo”, “negativo-positivo”.

Me gustará mucho conocer los resultados de tu experimento 🙂

Siéntete libre de escribirme y contármelo.

-

✅ Recordatorio

Desde mañana 1 de Marzo hasta el 5, como cada mes, abren las puertas para que te sumes a «​Divenire​».

Ya en nuestro cuarto mes, ha quedado comprobado el impacto, valor y servicio que tiene esta comunidad para que obtengas respuestas, guía y apoyo práctico, profundo y sabio para navegar los desafíos cotidianos al criar a tus hijos —mientras también exploras tu hijez y sus efectos en ti.

De igual manera, también del 1 al 5 abre «​Continuum ∞ Membresía​» como comunidad de apoyo cercano para que desarrolles una mirada más profunda a través de contenido profundo, inspirador y práctico para una vida más plena.

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Con amor y desde el amor,

Evelyn

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.

Cada otro jueves, nuevas reflexiones sobre hijez y parentalidad consciente para seguir conectando a tu sabiduría.